sábado, 29 de noviembre de 2008

LA LOBERA DE GREDOS





LA LOBERA DE GREDOS
V. Ernesto López Vinader

Aquél día amaneció diferente,
la luz se intensificó
y nacieron colores cálidos,
suaves, ardientes, aterciopelados.

Buscamos el escondido río
por las empinadas laderas,
siguiendo su rumor.
No llegamos a él pero a nuestro paso
cogimos frutos de los árboles:

Membrillos; Granadas;
Castañas; Higos; Madroños;
Manzanas...

A nuestra vuelta
guardamos algunos y compartimos otros.

El efecto de los madroños
en uno de nuestros entrañables amigos
resultó como el hollejo de la uva a las gallinas.
Solo que en esta ocasión
su simpatía contagió al grupo de humor
y divertimento.
Se bailó, se cantó
y se descubrieron nuevas facetas en amigos e invitados.

Hasta que el reo le rompió al -jues- sus dientes;
Los pegó con pegamín, que por cierto estaba -güeno-
Y con su misma dentadura:

Lo mató;
Lo degolló;
Y le cortó la - yugulá-

Mi lágrima corrió compartida
con la de mi admirada amiga
y compañera de asiento,
cuando la garganta rota por la emoción
hizo callar la guitarra.

Después, cuando el suave Sol
de la tarde nos acariciaba,
y nuestros recuerdos
hacían dolorosa la partida,
pusimos rumbo a la rutina.

-




















Para más fotografías pulsar aquí -> ENLACE